miércoles, 24 de julio de 2013

El entorno en donde vives determina en gran parte el estilo de vida que llevas.

En mi caso viví 12 años en San Isidro, los nidos ó jardines de mis hijas estaban muy cerca, en la esquina estaba el carnicero, la farmacia en la misma cuadra, la iglesia al frente y el mercado en ese entonces “de productores” a unas cuantas cuadras, hice mi vida en ese entorno hasta que mis hijas ingresaron a un colegio en La Planicie, al principio no sentíamos las distancias porque los primos iban al mismo colegio y los llevaba un chofer, luego hicimos pull (nos turnábamos) pero los primos se graduaron y empezó el periplo de llevadas y recogidas además de hacer tiempo mientras salían de las clases extracurriculares, hasta que vimos que se venían al menos 12 años de colegio con esa rutina estresante y decidimos mudarnos más cerca al colegio en Camacho.


Durante casi 25 años vivimos muy contentos porque el clima con menos humedad y con más sol que en San Isidro, ingresé al Club de Jardines de Camacho, a la fotografía, mi voluntariado también estaba cerca. Tuvimos una casa amplia con un jardín que cultivé con esmero.


Me gustan las plantas y aunque pertenezco a un Club de Jardines no soy especialista “horticultora” me identifico como entusiasta y como dirían los muchachos “tengo buena vibra” porque se mantienen bien.
Cultivé hierbas aromáticas y también el aguaymanto tan apreciado acá,  en Colombia se llama Uchuva y se dá silvestre.



En el techo  la Bouganvillea de la casa vecina  florecía en todo su esplendor y le saqué partido porque muchas de las parejas de novios hicieron su sesión antes de la boda y salieron unas fotos preciosas.



Mi jardín ha sido una suma de esfuerzos porque cuando me mudé tenía plantas muy bonitas y bien cuidadas, cultivadas por la dueña anterior. Ella las eligió cuidadosamente y sembró un árbol para el verano (la Poinciana llamada en Colombia Acacia Roja, que forma sombra como una gran sombrilla y se llena de flores anaranjadas) y otro para el invierno (el tulipán africano que da unas enormes flores de color ladrillo), hasta lo último siguió la higuera dando enormes y dulcísimos higos morados, la sembró mi marido cuando aún no vivíamos allá pero él era muy amigo de la familia y venía con frecuencia a visitarlos, como decimos en Colombia “nadie sabe para quién trabaja…” y la terminamos disfrutando nosotros.

Con el pasar de los años recibí donaciones de plantas de familiares y amigos que se han mudado de sus casas y yo estuve encantada de tenerlas adornando el jardín.

Desde entonces aparte de regar, corté las hojas secas, recogí las ramas etc.. realmente es una terapia para el estrés, mientras lo haces puedes poner los pensamientos en orden, hacer mentalmente las listas de propósitos y meditar… me encantó hacerlo y generalmente regaba muy tarde porque era la hora en la que había buena presión de agua y en casa dormían. En verano lo hacía de día para aprovechar y tomar un poco de sol, aunque no tuvimos piscina con la manguera me refrescaba.


A los pajaritos les daba maíz partido y alguna fruta muy madura y tuve muchos pajaritos que me visitaron, aproveché para aprender un poco acerca de ellos y les tomé muchas fotos.
                                                                                         



                                                                                       
 Pienso que las cosas las tienes que gozar mientras las tengas, supongo que muchas personas tienen su jardín y nunca lo han regado, les recomiendo que lo hagan y disfruten viendo cómo van saliendo los brotes nuevos, las coronas de las sicas, las semillas de las palmeras, las flores… en fin es un placer a la mano y gratis.


Ahora nos hemos mudado y otros lo disfrutarán, así es la ley de la vida y agradezco a Dios por tantos años en ese entorno. Mis hijas, amigos y familia disfrutaron también de él porque allí se hicieron todas las celebraciones y encuentros familiares, hice muchos estudios fotográficos y fueron muchas las novias que también posaron en él.
En Camacho no hay veredas ó aceras si caminas tienes que hacerlo con mucho cuidado porque los carros te pueden atropellar, por lo tanto caminaba muy poco a pesar de tener un parque al frente y Simón y Mateo nuestras mascotas tenían el jardín entonces no necesitaban salir de paseo, las salidas eran en carro.


Tuve la oportunidad de traer algunas plantas que ahora me acompañan y están a la entrada del edificio en donde estamos y en la terraza, otras las disfrutan algunas amigas a quienes les gusta cuidarlas.
                                      Sicas cultivadas por 20 años
                                         Agabes 17 han respondido bien gracias a la luz artificial
                                          Palmeras robilineas que me regaló una amiga y las cultivé

Ahora estamos en un distrito totalmente diferente que es Miraflores, la rutina diaria ha cambiado sustancialmente, sacamos a nuestro perro Mateo en las mañanas y noches y gracias a eso caminamos disfrutando de la vista del mar, todas las calles tienen veredas o aceras, con bajadas para la gente mayor, cuando uno camina encuentra y detalla todas las cosas que generalmente pueden pasar desapercibidas, se encuentran casas republicanas que con el boom de la construcción pronto desaparecerán, algunas con detalles curiosos como la que tiene el asta de la bandera, ves a la gente que se ingenia para que el carro le quepa en el estacionamiento abombando la reja hacia afuera.






                            Balcón con encanto
                                Grafitis


                              Recién remodelada, se alquilan habitaciones
                              En esta calle demolieron todas las casas y ahora vemos edificios

 salimos temprano compramos el pan, el periódico, tomamos un cafecito al paso y  de tanto ver generalmente a las mismas personas con sus perros conocemos sus nombres y nos saludamos. Conversamos con la Sra. del kiosco de periódicos, con el de la carretilla de las frutas, con la Sra. de las flores y en la panadería ya nos conocen.  El clima es muy húmedo y frío en este invierno pero con la ayuda de una buena chalina y chompa se remedia..









En Miraflores la gente hace deporte, grandes y chicos le sacan partido a los parques, es un Distrito netamente turístico también por la cercanía al mar, con centros culturales,  galerías y por su centro comercial Larcomar.










La mayoría de gente tiene su mascota y como viven en depto. hay que sacarlos de paseo y los parques tienen la infraestructura.




Caminar hace bien al espíritu además que nos vuelve observadores apreciando así todo a nuestro alrededor.

                              Flor de la Clivia en el muro de un restaurante.





                              Turistas!

Ahora manejamos muy poco porque prácticamente todo lo hacemos a pié, esto es calidad de vida en este momento en que el tráfico en Lima se ha vuelto pesado y estresante.


Por eso termino este escrito con la frase que empecé “El entorno en donde vives determina en gran parte el estilo de vida que llevas”.